domingo, 11 de noviembre de 2007

Teoría Jupicéntrica

Por Catalina Mendoza

La teoría Jupicéntrica tiene su origen en la década de los calentados globales (comienzos del siglo veinte y uno). La NASA se vio obligada a desenterrar al pobre Copérnico y sentarlo en las sillas de un salón de debate teórico espacial, donde estaba el cabezón Bush y todos los miembros ricachones del poder mundial. Copérnico, en estado de shock, sacó un pergamino de su bolsillo y empezó a medir las longitudes del enorme palacio de mármol chapado en oro, con hilos de oro y con aliento a oro. Se paseó por todo el territorio oliendo calvicies, tomando muestras de caspa, cordones de zapatos, chapitas de vestones, hasta que al fin... habló. -¿Estoy en la India?- preguntó con voz gangosa de muerto congelado.

Murmullos, movimientos de patitas y curiosidad invadieron el ambiente del lugar tan amoroso. Copérnico prende un puro, saca algo de su zapato que pareciera ser chicle pero es chancaca masticable con olor a naranja de Colón. -¡Vengo desde Torún a venderles por 10 zlotys mi más perfecta creación
"De Revolutionibus Orbium Coelestium by Nico"- dijo levantando pecho paloma y puño astronómico. Saca un mapa Vialáctico, lo plancha, se escupe las manos y con una varilla indica el centro de nuestro Sistema Solar que está representado por una bola naranja sin rayos. Bush, que estaba concentrado en la búsqueda de mocos en su nariz, levanta la cabeza y abre su boca para decir: -Querido, ¿eso es norteamérica?-. Todos los presentes ríen con risa (valga la redundancia) orgullosa, como de viejo con cáncer pulmonar y medios asmático, como un Já, Já, CofCof, Já. Copérnico le responde; -No, darling, this is Yupiter-.

Bush se atraganta con una pelusa y los presentes carraspean, Michael Griffin muere de un paro cardíaco y Rusia decide enviar a Laika II en dirección al sol para corroborar que Copérnico está equivocado.

Y así fue como la Clarita me contó lo que vio en la tele.