lunes, 17 de diciembre de 2007

Chilenos todos (y más de la cuenta)

Por Claudio González

Luego de ver el famoso “Video Prohibido” de los panelistas del programa Primer Plano, me queda claro que al final todos somos chilenos de corazón, con la garra chucheta que llevamos todos dentro, lanzando improperios a diestra y siniestra, sin importar las consecuencias que podrían llevar las declaraciones, más aún si te das cuenta que son almacenadas en algún celular o cámara de video.

Mandar a la cresta, tratar de “maraca” a una mujer o simplemente sacar la madre, son contextos que en buen idioma chilensis puede ser tan común como hilarante, más aún si vemos las altas esferas sociales, posibles ejemplos
de comprensión lectora y honoris causa respecto a protocolo y buenas costumbres, pero pueden ser tan escabrosos como los vecinos de una población popular de varios sectores de la capital y regiones.


¿Será que endiosamos mucho a personajes que aparecen en la televisión? Finalmente todos son humanos, que además de cagar, sacarse mocos y tirarse pedos, son iguales que nosotros, e incluso, quizás puedan tener un nivel de intelectualidad un poco menor, pero al menos tienen un sueldo que nosotros ganaríamos recién a la sumatoria de cinco años de trabajo (con suerte). Es cosa de recordar lo sucedido con el Profesor Rossa, personaje clave para los niños y muchos adultos, quién en cosa de días luego de haberse publicado su video “lado b”, causó muchos estragos en su manejo mediático, terminando finalmente con una carrera perdida (al menos con el personaje) y lidiándose más a su vida personal que con la labor realizada por casi 20 años en el Canal 13.

Hoy, gracias al desarrollo de internet, es posible encontrarse con más chilenismos que nunca, ya sea escuchando menciones de pitanzas realizadas por flaites, ver grabaciones de personajes ilustres de los medios de comunicación, o expresiones caseras explayando toda la rabia por decir que una chica es “guatona”, explicitando finalmente una frase como “tanto te importa perro culiado”.

Es el mundo de hoy, una realidad donde muchos nos vanagloriamos por ser una sociedad tecnologizada, en vías de desarrollo, pero donde nuestra capacidad de expresión, lenguaje y protocolo es tan similar a la del tiempo colonial.

Como para decir que estamos BIEN CAGADOS.