martes, 22 de enero de 2008

Las Secuelas de Wena Naty: Escandalización Exagerada

Por Alejandro González

asdasd.jpgLa promiscuidad adolescente se ha convertido, más que en una presunta problemática social, en un sustento informativo imprescindible para los medios de comunicación, quienes han explotado toda esta batahola de acontecimientos indecorosos para la juventud chilensis de una manera exagerada. A partir de esto, la sobredimensión de estos hechos ha provocado un estado sicológico de falacia aguda en todo aquel periodista y comunicador que se afana en escribir, comentar o informar sobre esta cuestión que subyuga -supuestamente- de manera inconmensurable a nuestra juventud, dándose ellos la licencia de criticar y descuerar a diestra y siniestra nuestras actitudes, sin ser testigos presenciales de aquella realidad que afecta directamente a nosotros, los jóvenes.

La aparición de una adolescente llevando a cabo un fellatio en plena vía pública no debía ser en vano. Cumpliendo con esta premisa, la televisión se sirvió con un tema extemporáneo e improcedente, desarrollando, debatiendo e inventando, de esta manera, aristas insospechadas para lo que sería el curso de esta noticia que caló en lo más profundo de nuestra retina, siendo que, a estas alturas, acaecimientos como éste ya no deberían sorprendernos.

Y prueba de que el enterarse de que en la “edad del pavo” no éramos tan “pavos”, es un especial de prensa emitido meses atrás en Chilevisión llamado: “Juegos Sexuales. La otra revolución pingüina”, se abordó la realidad sexual de la juventud en nuestro país. Así, fuera de todo detalle, su contenido se pudo resumir en la evidente y sublime capacidad sexológica de esta desenfrenada mocedad enfrascada en la búsqueda de la copulación y sus bondades que ni el mejor actor porno del planeta podría superar.

La búsqueda de una explicación a esta actitud generalizada en los jóvenes chilenos no debería resultar tan engorrosa y es porque sus antecedentes son claros y evidentes. Basta con evocar un tapaboca para muchos padres que se alborotan más de la cuenta con la pérdida de valores y moral de sus hijos, que es: la falta de comunicación con sus retoños. Claro está, que una familia que no toma en cuenta a su hijo no puede esperar a que éste pueda surgir por sí mismo, mas bien, tendrá que asumir que él buscará lo que no le dio su familia en la calle, fuera de su casa y lejos de aquellos que lo menosprecian, y en varios casos, que lo repudian.

En ese preciso momento es cuando la sabia tésis de Jean Jaques Rousseau: “El hombre nace naturalmente bueno, es la sociedad que lo corrompe”, toma mayor fuerza, ya que, el entorno con el que se encontrará en su búsqueda de desahogo emocional contiene todo aquello que repercutirá más adelante en su comportamiento, desembocando así, en todos aquellos problemas en que se ven envueltos los jóvenes actualmente, como por ejemplo: su precoz entrada al mundo del sexo, las drogas y el alcohol.

Si bien es cierto, es legítimamente rescatable el hecho de que un canal de televisión dedique tiempo para éste tema, el objetivo al que estaba centrado el reportaje de Chilevisión resultó ser ambiguo, poco trascendente y carente de sentido, ya que, si bien se quiso matizar la sustantividad lozana de la pubertad reflejada en los jóvenes de hoy, se derivó en una cínica e hipócrita crítica hacia los estatutos vigentes sobre la educación sexual en Chile, siendo que el germen de tanta degeneración se encuentra justamente en esos mismos medios televisivos que muestran tetas, potos y softcore a horarios no aptos para menores.

Sin embargo, a pesar de su evidente complicidad, se las dan de mojigatos, escandalizando de manera excesiva e innecesaria a la opinión pública sobre acontecimientos que de verdad, para nuestra juventud en general, no tienen nada del otro mundo. Esto último no es una manifestación conservadora ni nada por el estilo, pero, seamos claros, si un medio de televisión se escandaliza por algo tan inocuo en nuestra realidad juvenil, el enterarme de que a la Luli, a Adriana Barrientos y a la Marlen Olivarí les gusta el lolly, me provocaría un serio infarto al miocardio dejándome nefastas secuelas.

Nadie dijo que era necesario tratar el tema como si fuera la raíz de todos los problemas, como si este fenómeno nunca se hubiera dado, o bien, como si esta situación fuera algo que se extiende en la totalidad de toda una generación, sin embargo, yo les digo: no nos creamos el cuento de santos puritanos, el sexo a nuestra edad es un tema zanjado, asumido y aceptado en nuestro entorno social más cercano, y si al papito y a la mamita le dan arcadas al escuchar sobre lo libertina y precoz que está esta juventud, que no se vengan a quejar a sabiendas que nunca se sentaron a hablar con sus hijos sobre todo lo que implica el ser adolescente en esta desenfrenados y acelerados tiempos.