domingo, 9 de diciembre de 2007

Mente aérea

Por Catalina Mendoza

Tengo una mente aérea y un alma blanda, tengo tics nerviosos y la panza llena de uñas. Siempre busco una explicación a todas las cosas que suceden a mi alrededor, incluyendo el qué demonios estoy escribiendo ahora. No entiendo qué me está pasando si todos los días me como mi chocapic con leche. Claro que influye el que tenga derecho a mirar por la ventana, fumarme un pucho y pensar en exceso, como también el hecho de que tararee todo el día canciones gays y me pinte las uñas con esmalte escarchado. Lo que pasa es que ahora tengo mucho tiempo y la vida me da momentos de let's come together, right now, oouuu yeah.

Como consecuencia, pienso huevadas constantemente y leo libros hasta la mitad porque me da pena terminarlos. Sé que esto no tiene ningún sentido para ti, que estás leyendo... pero sé que cuando sea una famosa escritora, leerás esto y dirás que es lo más cool del mundo, pues el dinero recaudado de la venta de mi libro irá para los alcohólicos anónimos. No tienes idea. No sabes que tengo un teclado espantoso, donde la Q y la W están unidas por un amor simétrico de quemadura de cigarro. Y entonces, yo te digo...
sweetness, sweetness I was only joking y tú te quedarás pensando qué responderme para no quedar mal y dirás a diafragma, pulmón y esófago abierto and now I know how Joan of Arc felt.

Pensarás, entonces, que estoy loca y que la vida no alcanzó a repartirme neuronas que fueran muy amigas. No obstante, eres tú... querido lector, el que está cagado. Eres tú el que me sigue la corriente a cada letrita que uno con la otra, formando palabras que, a su vez, una con la otra forman estas frases que no tienen sentido alguno y que fueron fabricadas para ti, que estás leyendo con cara de idiota. Concluyo entonces, que tengo una mente aérea y un alma blanda, tengo tics nerviosos y la panza llena de uñas y
blablablá.