lunes, 14 de enero de 2008

¿Quién diablos nos protegerá por Dios?

Por Claudio González

Hemos visto últimamente el actuar del presidente venezolano Hugo Chávez como mediador ante las FARC de Colombia, provocando el despertar mediático de la prensa continental e internacional, dando cuenta de su gran capacidad como mediador, estratega valorable en todo aspecto, especialmente el humanitario, sin mediar consecuencias ni posibles problemas. De hecho, ex mandatarios como el mismo Andrés Pastrana (Colombia), Néstor Kirchner (Argentina), entre otros destacados políticos, salieron en comunitaria colaboración con la gestión del líder venezolano.

Todo sería bien maravilloso, pero con las pruebas que hoy se han demostrado con los supuestos rehenes y las operaciones realizadas, dan cuenta poco a poco que el aparataje realizado por Chávez pareciera ser un montaje, elemento que hace un buen tiempo venía sospechando el mismo gobierno de Colombia, por medio de su portavoz oficial, Álvaro Uribe. El emblemático caso del “niño Emmanuel” desenredaba una compleja madeja, que hoy todavía sigue siendo causa de una fuerte investigación en el país cafetero. En tanto, los venezolanos aún creen que su primer mandatario está realizando estas “acciones humanitarias” para desviar los problemas que aquejan a Venezuela.

Sin olvidar nuestro país, vemos que algunos superhéroes nacionales han dejado la capa y están a la espera de ver que algún nuevo engendro político asuma ese cargo. Belisario Velasco, viejo zorro de la Concertación, por algún motivo en especial (o viendo el negro futuro) dejó su cargo hace unos días, generando gran expectación entre la prensa amarillista, y como bien sabemos, a nuestra presidenta, Michelle Bachelet “no le gusta que la prensa le pautee en sus acciones”, pero su estilo de manejo político da cuenta de la inestabilidad de hacer todo de un momento a otro, creando una suerte de “campaña incógnita por fases”, sacando primero a unos cuantos intendentes, y probablemente a mediados del presente mes, se saque a uno que otro ministro de bajo perfil como para generar controversias, y para último lugar ver si es posible ponerle un poco más de sal a su gabinete.

Mientras todos se mueven de aquí para allá, preparando sus maletas para irse de vacaciones, o quizás tomando guatita al sol en algún lugar de nuestro país o el extranjero, uno todavía seguirá trabajando, de 9 a 19 horas, con la misma sonrisa de siempre, sobreviviendo al calor de estos días y preguntándose: ¿Quién diablos nos protegerá por Dios?