martes, 11 de diciembre de 2007

Karkú, Amango y Bkn: Una cruel ironía mal contada

Por Alejandro González

No hay nada más salvaje que tener que ver a tempranas horas de la mañana la sección infantil de los programas de TV abierta, sin duda, el despertar de un día sábado con la parrilla televisiva matutina es una verdadera tortura luego de una ardua semana de intenso trabajo y estudio. Créanme que es tan desesperante que llegan a dar ganas de tener TV Cable... en serio, ¡es enfermante!.

De partida, no sé quien mierda es el pergenio que se cranea día y noche para salir con nombres tan estúpidos y sin ninguna lógica ni trascedencia para esos programillos: Tronia, Cubox, Invasión. ¿Qué mierda?, de seguro son palabras sacadas de algúna jerga juvenil extranjera que significan: Sexo, Drogas y Alcohol respectivamente, aunque, pensandolo bien, esto podría ser la explicación más cuerda del porqué los cabros de ahora andan en la para' del libertinaje.

Siguiendo con la misma tónica de nombres realmente imbéciles, están estas porquerías de teleseries juveniles: "Karkú, atrévete", "Amango", "Bkn"... por favor díganme qué mierda significan esas palabras, si es que se pueden llamar palabras a ese monton de letras sin cohesión ni sentido. Lo peor de todo es que esta totalmente aceptado, osea, hay gente que proporciona de rating a estos canales y no filosofa sobre una disyuntiva tan interesante como ésta, además, hay que considerar que la gracia de todo programa es tener un buen nombre para que tenga una percepción postiva de parte del público, por ejemplo: en el caso de la teleserie de canal 13: "Lola", ésta no hubiera tenido el éxito que tiene de no ser por el nombre que eligieron, ya que si en vez de "Lola, un hombre en cuerpo de mujer" le hubieran puesto: "Yarblokos, el amor no tiene sexo" (si es por ponerle nombres raros), su impácto mediático sería el mismo que el de esas teleseries venezolanas de media tarde que dan en el Mega.

Pasando a otro plano, no podemos negar que estas teleseries juveniles son la más cruel burla para la gran mayoría de sus jóvenes teleespectadores, osea... se entiende que las reglas televisivas no permiten poner como protagonista de una serie juvenil a Byron Pérez en un colegio de La Pobla City por una cuestión netamente estética, pero, ¿para qué irse al otro extremo?, ¿qué será de ese niñito que ve Bkn?, ¿para qué sacarle en cara de que no puede vivir en Lo barnechea e ir en el Colegio Pumahue si el pendejo no tiene la culpa de vivir en la Villa Santo Tomas y estudiar en el Liceo San Lucho?. Si ni siquiera puede tomarle el peso a todo ese contenido clasista, subliminal y maqueavélico de Mega mostrado siniestramente en esa serie juvenil llamada: Bkn (por etimología: bacán = caca de mono)... Realmente, una burla.

Y no podemas dejar pasar a Karkú (el nombre más estúpido de los 3 programas en cuestión): otro grupie-lais ABC1 que va en un colegio de primera, en el que se intenta plasmar la vida de un escolar, pero claro... la de uno que vive de Plaza Italia pa' arriba, y obviamente como ésta teleserie es transmitida por un canal pluralista (TVN), debe ser representativa en su totalidad, por lo que para estos efectos, los pubertos protagonistas también tienen una banda pop que triunfa en todo Chile y el mundo llamada: Six-Pack (otro nombre de mierda)... mira tú, algo que esta al alcance de todos los jovenes de este país.

Finalmente: Amango, el musical más plástico, sobreactuado y mal adaptado del país, sin embargo, no causa extrañezas, ya que proveniendo de un área dramática como la de Canal13 se puede esperar cualquier cosa -incluido el tener un alto rating-. No obstante, hay que reconocer que al menos ésta ha sido la única serie en donde han hecho el intento -fallido- de plasmar la realidad de una familia de clase media, en donde el hiperactivo y ocupado papá de una niña cantante, le miente a sus amigos de la academia que el es un doctor siendo que en realidad, es chofer de ambulancia de una clínica privada. Pero hay un pequeño gran detalle que pasan por alto y es que de los 9545 integrantes de la academia, es la única estirpe aproblemada económicamente junto a la del protagonista, para las demas... la vida es caballa y el descueve' (léase en cuico).

Como podemos ver, la televisión en Chile es ingrata y cínica, ya que, tal como a veces nos muestra realidades -tergiversadas-, también hay ocasiones -y que suelen ser la mayoría- en que nos muestra utopías que se convierten en vanos sueños imposibles de alcanzar para una familia promedio. Esta claro que las diferencias sociales ya están demasiado marcadas por una realidad tangible y palpable pero, no hace falta que unos programillas de tercera vengan a refregarle en la cara la calidad socio-económica a un público que en su mayoría es catalogado como C3, lo cual, realmente, es una burla para toda esa gente que busca en la TV un argumento propio de sí mismo y no el dirigido para un sector minoritario del país como lo es la aristocracia chilena.

Un país democrático no solo se hace con una política adecuada sino que también se construye en base a contenidos comunicacionales que también estén ad-hoc a la realidad del ciudadano común y corriente, sin embargo, por más que se critique desde esta perspectiva, a quién más debiera afectarle esta realidad, le da exactamente lo mismo, ya que para esa persona, lo que se muestra en la TV, no es más que un simple deseo platónico carente de cuestionamientos como los anteriormente mencionados, con lo cual podemos inferir y concluir que el efecto televisivo buscado con esta clase de series -y no solo infantiles- ha surtido efecto en el inconsciente colectivo de nuestra ciudadanía en general, provocando resignación, enajenamiento y desconocimiento sobre la verdadera intención comunicativa del emisor, en este caso, de la TV.